sábado, 11 de marzo de 2017

RAS RAS
Manifiesto proárbloles de la Comunidad del Bosque

     Cuando Ras Ras decidió crear el mundo que había imaginado desde la eternidad, eligió como principal creación los árboles.
     Con los árboles, conseguiría ligar las diferentes capas que formaban el suelo acogedor… Porque allí crecerían raíces que sostendrían toda clase de vida sin salir volando hacia el limbo. Sería un lecho donde todo podría descansar: comer, dormir, reptar, despegar, hacer nidos y guaridas, escarbar, reproducirse, surgir y un día regresar a esa misma tierra…
     Con los árboles conseguiría también acercar el cielo a la tierra y a los mares. Y a los mares con la tierra y los ríos… Regando lo que crece y a los que se alimentaran con lo que crece… Con los árboles conseguiría que todos los seres vivos del mundo guardasen su memoria, que narrasen su historia, que los acompañasen aún cuando dejasen de respirar… Con los árboles la tierra se auto-regeneraría, en un sinfín, a sí misma... Sí, los árboles serían su mejor creación. En ellos se mutualizarían todos los elementos.
     Pero llegó un tiempo en que una de sus creaciones, una especie que aprendió a moverse sobre dos de sus extremidades, una especie nómada que adquirió el hábito de emigrar por diferentes rutas de ese mundo, que aprendió a comunicarse con una lengua de signos especial para cada zona del planeta... decidió afincarse en lugares elegidos por sus comunidades y a sacarle a la tierra toda clase de frutos que ellos planificaban con sentido y con trabajo.
     Y esa especie, eligió el árbol como centro de reuniones y, en torno al árbol, articularon su lengua, celebraban sus asambleas, impartían juicios, se hacían promesas, soñaban y hacían nacer sus mejores ideas.
     Pero también llegó un tiempo en que, alejándose del árbol, hicieron nacer sus peores ideas…
Sí, podían plantar y talar árboles por capricho, sin sentido común y así llegó la era de la esclavitud de los árboles… Los árboles dejaron de tener voz y voto en la vida del planeta. Ellos, que sostenían el lecho donde todos los seres vivos brotaban, tenían permanencia y descansaban para siempre, eran los olvidados.
     La especie sedentaria creyó que era la creación más importante de Ras Ras y no atendieron al pacto con la Naturaleza de sus ancestros. Sembraban árboles en lugares que éstos nunca hubieran elegido. Luego los mutilaban sin importarles su dignidad de árboles. O los trasplantaban cuando más les dolía. Y lo hacían, incluso, con los árboles que habitaban secularmente su propio espacio libremente deseado…Sí, a los árboles se les perdió el respeto como seres vivos esenciales, inmortales y dadores de vida.
     Dicen que ahora, en algunos asentamientos humanos, los árboles se rompen, se pudren, se dejan morir... dicen que están enfermos de indignidad e incomprensión... Pero dicen también que Ras Ras, despojado de su creación, ha soplado sobre la tierra y, de esa inspiración, ha surgido una nueva subespecie de bípedos.
     Les reconocerás porque van por ahí entonando un canto de sanación de árboles... Y mientras cantan la canción de los árboles, portan ungüentos mágicos que les aplican, según el protocolo de la revolución de los cuidados, desde las raíces a la punta de las yemas...

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